miércoles, 19 de febrero de 2020

leyendas japonesas

5   leyendas japonesas.


La cultura de Japón contiene muchos mitos e historias que tratan de describir la moral y el mundo.A lo largo del mundo existen una gran cantidad de mitos y tradiciones, procedentes de la amplia diversidad de culturas que han habido (y siguen habiendo) a lo largo de la historia. Una de las mitologías que más suele fascinar al mundo occidental es la japonesa, la cual genera gran interés y se ha ido popularizando a lo largo del tiempo.Son múltiples los mitos y leyendas japonesas a través de las cuales los antiguos pobladores de la isla intentaban dar una explicación al mundo que les rodeaba, y que siguen siendo objeto de inspiración para múltiples escritores y artistas.



1. El cortador de bambú y la princesa de la Luna

Según la leyenda hubo una vez una humilde pareja de ancianos que nunca había podido tener hijos pese a desearlo profundamente. Para vivir, la pareja dependía de la recolección de bambú y de su uso para elaborar diferentes artículos. Una noche, el anciano se internó en el bosque para cortar y recoger bambú, pero de repente se dió cuenta de que una de las muestras que había cortado brillaba a la luz de la Luna. Tras examinar el tallo, encontró dentro de él a una pequeña niña, de pocos centímetros de tamaño.
Dado que su mujer y él nunca habían podido tener hijos, el hombre la llevó a su hogar, donde la pareja le daría el nombre de Kaguya y decidiría criarla como a su hija. Además de ello, la rama de la cual había salido la niña empezó con el tiempo a generar oro y piedras preciosas, haciendo rica a la familia.
La niña fue creciendo con el paso del tiempo, convirtiéndose en una hermosa mujer. Su belleza sería tal que empezaría a tener numerosos pretendientes, pero ella se negó a casarse con ninguno. Las noticias sobre su belleza llegaron a oídos del emperador, quien intrigado solicitó que acudiera a su presencia, a lo que Kaguya-hime se negó. Ante la negativa el emperador acudiría en persona a visitarla, cayendo rápidamente enamorado de ella y pretendiendo llevarla con él a su castillo, a lo que la joven también se negaría. A partir de entonces el emperador seguiría manteniendo la comunicación con Kaguya-hime a través de numerosas cartas.
Un día, la joven habló con su padre adoptivo sobre el porqué de sus negativas, así como el motivo por el que cada noche pasaba las horas mirando al cielo: ella provenía de la Luna, su hogar, de la cual era princesa y a la cual estaba destinada a volver en poco tiempo. Angustiados, los padres se lo comunicaron al emperador, el cual envió guardias para intentar evitar que la mujer fuera devuelta a la Luna.
Pese a las medidas de seguridad, una noche de luna llena una nube descendió desde la Luna con intención de llevársela. Antes de partir de nuevo a su hogar natal, sin embargo, Kaguya-hime se despidió de sus padres y dejó atrás una carta de amor para el emperador, junto con una botella en la que le dejaba al segundo el elixir de la vida eterna. La carta y la botella le fueron entregados al emperador, quien decidió llevarlos a la montaña más alta y crear una hoguera. Allí, una vez salió la Luna, el emperador arrojó la carta y el elixir al fuego, generando un humo que ascendería hacia el lugar donde había partido su amada. Ese monte es el monte Fuji-yama, y aún hoy en día podemos ver en su cima el humo procedente de la hoguera del emperador. 
PARA VER MAS CLIQ AQUI:   https://www.youtube.com/watch?v=QDjQCRUyQjA

2. El hilo rojo del destino

Una de las leyendas de amor más conocidas del pueblo nipón es la que nos habla del hilo rojo del destino, el cual parte de nuestro meñique (el cual es irrigado por la misma arteria que el dedo corazón, algo que terminó por asociar el primero con la transmisión de sentimientos) para atarse al de otra persona a la cual estamos destinados a conocer, manteniendo un profundo vínculo con ellas. Se trata de leyendas que suelen hablan de amores que están predistinados a ocurrir.

Dice la leyenda que hace muchos años, un emperador recibió la noticia de que existía en su reino una poderosa hechicera capaz de ver el hilo rojo del destino. El emperador la mandó traer ante su presencia, solicitando que le ayudara a encontrar a la que debía ser su esposa.
La hechicera aceptó y empezó a seguir dicho hilo, llevando a ambos a un mercado. Allí, la hechicera pararía frente a una plebeya, una campesina pobre que vendía productos en el mercado con su bebé en brazos. Luego, la hechicera le dijo al emperador que allí terminaba su hilo. Sin embargo, y viendo que estaba ante una campesina de gran pobreza, el emperador pensó que la hechicera se estaba burlando y empujó a la campesina, haciendo que su bebé cayera y se hiciera una gran herida en la cabeza. Tras ordenar la ejecución de la hechicera, el emperador volvió al palacio.
Muchos años más tarde y guiado por sus consejeros, el emperador decidió desposar a la hija de uno de los generales más importantes del país, si bien no la vería hasta el día de la boda. Ese día, al verle la cara por primera vez, descubrió que su futura esposa tenía una cicatriz en la cabeza, producto de una caída cuando era bebé. Evidentemente: tal y como la hechicera había pronosticado, la mujer que iba a compartir su vida era el bebé de la campesina.
Esta es una de las leyendas japonesas que hablan sobre el concepto de la predestinación, concretamente aplicado al tema del amor. El mito de la media naranja encuentra en esta historia un reflejo en su versión oriental.

 3.Amemasu y los tsunamis


Dice la leyenda que en la antigüedad existía un gigantesco yokai (término que hace referencia a un conjunto de espíritus sobrenaturales de gran poder que conforman buena parte de la mitología japonesa) en forma de ballena llamado Amemasu, el cual habitaba el lago Mashu de tal manera que su enorme cuerpo bloqueaba el paso de las aguas del océano Pacífico.
Un día, un pequeño ciervo se acercó al lago con el fin de saciar su sed. En ese momento el gigantesco yokai saltó para comerse al ciervo, engulléndolo en el acto. El pequeño ciervo, dentro de Amemasu, lloró. Lloró de tal forma que sus lágrimas, de una pureza excepcional, perforaron el estómago de la bestia con tal fuerza que se abrió una agujero en las tripas de Amemasu, matándolo a la par que dejaba salir al ciervo.
La muerte del yokai fue vista por una ave que pasaba por la zona, la cual correría a las distintas aldeas para avisar del peligro de que la muerte del ser suponía, el ser su cuerpo el que frenaba las aguas del océano. Sin embargo, con la excepción de los Ainu, que huyeron a territorios elevados, la mayoría de pobladores de la isla sintieron curiosidad y acudieron al lago con el fin de ver lo sucedido.
Una vez allí y viendo el enorme cuerpo del yokai decidieron comérselo sin ningún respeto. Pero eso tuvo graves consecuencias: tras haber sido devorado el cuerpo de Amemasu había desaparecido lo que bloqueaba las aguas del Pacífico, con lo que en ese mismo momento las aguas contenidas anegaron la zona y mataron a todos los presentes.
Ello causaría el primer tsunami, el cual únicamente dejaría con vida a los Ainu, quienes hicieron caso de las advertencias del ave. Se dice que después de ello, el resto de tsunamis que asolan Japón son causados por la ira del espíritu ante los crímenes dirigidos a los animales del mar.

3. El pescador y la tortuga


La leyenda nos cuenta que había una vez un pescador llamado Urashima, el cual un día observó como en la playa unos niños estaban torturando a una tortuga gigante. Tras encararse a ellos y pagarles unas monedas para que la dejaran, ayudó al animal a volver al mar. Al día siguiente, pescando en el mar, el joven oyó una voz que le llamaba. Al volverse vio de nuevo a la tortuga, la cual le comentó que era servidora de la reina de los mares y que esta quería conocerle (en otras versiones, la propia tortuga era la hija del dios del mar).
La criatura le llevó al Palacio del Dragón, donde el pescador fue bien recibido y agasajado. Se quedó allí por tres días, pero tras ello quiso volver a su hogar dado que sus padres tenían una edad avanzada y quería visitarlos. Antes de partir, la deidad del mar le otorgó una caja, que le advirtió nunca debía abrir.
Urashima volvió a la superficie y se dirigió hacia su casa, pero según iba llegando fue viendo que la gente era extraña y los edificios estaban diferentes. Al llegar a su caso la encontró totalmente abandonada, y tras buscar a su familia no pudo encontrarla. Preguntando a los vecinos, algunos ancianos le dijeron que en esa casa vivió hace mucho una anciana con su hijo, pero este se ahogó. Pero la mujer había muerto hacía mucho, antes de que él naciera, y con el tiempo el pueblo había ido desarrollándose. Aunque para Urashima apenas habían pasado unos días, en el mundo habían pasado varios siglos.
Añorando el tiempo pasado en el Palacio del Dragón, el joven miró la cajita con la que la deidad del mar le había obsequiado, y decidió abrirla. Desde el interior surgió una pequeña nube, que empezó a partir hacia el horizonte. Urashima la siguió hacia la playa, pero cada vez le costó más avanzar y empezó a notar más y más debilidad. su piel se arrugó y cuarteó, como la de una persona de edad avanzada. Al llegar a la playa terminó de comprender que lo que guardaba la caja no eran otra cosa que los años que habían pasado para él, que tras abrirla volvían a su cuerpo. Murió poco después.

4.Teke-teke


La leyenda nos cuenta cómo una joven tímida y frágil era víctima de acoso escolar. La joven recibía constantes vejaciones y humillaciones, sin poder defenderse. Un día, la joven estaba absorta en sus pensamientos y esperando un tren para volver a su hogar cuando algunas de sus torturadoras la avistaron.
Estas cogieron una cigarra del camino, lanzándosela a la espalda. Cuando el animal empezó a cantar en su espalda, la chica se asustó y cayó a las vías, de tal manera que justamente pasó un tren por encima: la muchacha murió, siendo partida en dos por el tren.
A partir de entonces se dice que durante las noches es posible ver la parte superior su cuerpo arrastrándose con sus uñas, buscando su otra mitad de manera desesperada e iracunda. Si encuentra alguien, le pregunta por dónde están sus piernas, y en ocasiones las ataca con sus garras (llegando empujar a otras personas a las vías e incluso matarlas y transformarlas en criaturas como ella).

5. Shita-kiri Suzume: el gorrión de la lengua cortada


Esta historia nos narra cómo un noble y benevolente anciano fue al bosque a cortar leña, para encontrarse con un gorrión herido. El anciano se apiadó del ave, llevando al animal a su casa para cuidarlo y alimentarlo. La esposa del anciano, una señora codiciosa y avara, no lo apoyaba, pero eso no le detuvo. Un día en que el anciano tuvo que volver al bosque, la mujer dejó al ave herida sola, la cual encontró harina de maíz que terminó por comerse. Al volver esta, viendo que se la había terminado, se enfadó y le cortó la lengua al gorrión antes de expulsarlo de la casa.
Más tarde, al volver el anciano leñador y enterarse de lo ocurrido, salió a buscarlo. En el bosque y con la ayuda de algunos gorriones, el anciano halló la posada de los gorriones, donde fue bienvenido y pudo saludar al que él había salvado. Al despedirse, los gorriones le dieron a elegir como regalo de agradecimiento entre dos cestas, una grande y otra pequeña.
El anciano escogió la pequeña, para descubrir una vez en casa que ocultaba un tesoro de gran valor. Su esposa, tras saber la historia y que existía otra cesta, acudió a la posada y exigió el otro cesto para ella. Se lo dieron con la advertencia de que no la abriera hasta llegar a su casa. Pese a ello la anciano los desoyó, abriendo el cesto en plena montaña. Ello provocó que lo que viese en su interior fueran diversos monstruos, algo que la asustó de tal modo que tropezó y cayó montaña abajo.
Esta es una de las leyendas japonesas que tratan el tema de la avaricia, algo muy discutido en la cultura popular de muchas sociedades. Su trasfondo moral se hace evidente, al mostrar un caso de premio obtenido no mediante el esfuerzo y el trabajo sino mediante la arrogancia.